- Sería absurdo que nos opusiésemos a esto, muñeca.
- Sería absurdo y una pérdida de tiempo, porque acabaríamos cayendo de cualquiera de las maneras. Ya lo hemos comprobado.
- Sí. Pero es mejor así. Además, no debemos resistirnos a este destino común que estamos trazando con nuestros propios pasos. Nuestras vidas se han cruzado. Se cruzaron hace tiempo..
- Otra vez...
- Sí. Y volverán a cruzarse tantas veces como vidas tengamos. Por eso debemos estar juntos tanto como podamos: para poder así reconocernos en vidas futuras y permitir que se entrelacen de nuevo.
Su expresión era de ternura. De cariño. Me atrevería a decir que era de esperanza. Sonrió de nuevo, achinando sus ojos de gato y creí oírlo ronronear. Siguió dándole vueltas al café despreocupadamente. Como si nada.
Como si lo que hubiera dicho no se me hubiera clavado en lo más profundo de mi alma, que no es otra sino la suya, allá donde quiera que la tenga.