sábado, 16 de febrero de 2008

Sobre y bajo las nubes

Escena: 11.53 de la mañana. Ella gira la cabeza y vislumbra el cielo azul salpicado con nubes de aspecto algodonoso a través del translúcido estor. Al sur del horizonte, las nubes se aglutinan en una masa compacta de gris tiznado. Está sola frente al teclado, con diversos asuntos pendientes amontonados en su mesa, pero un único pensamiento. Escribe:

"Sobre y bajo las nubes.

"En este momento estarás probablemente subiéndote al avión que pude haber cogido. Aunque no puedas verme en la puerta de embarque, ni sentada a tu lado, sabes que mis pensamientos se suspenderán en breves instantes sobre las mismas nubes sobre las que yacerán los tuyos. Y te abandonarás a tus fantasías en ese espacio que deja el cielo entre el sol y la tierra. Espero que vuelvas no con una, sino con dos victorias bajo el brazo. Besos sobre y bajo las nubes,

"Tu otro yo.

"PD: hoy dejo mi postdata en tus manos. Y más allá."

Escena: Ella mira el cuenco con fresas que tiene a la derecha del teclado. Coge una al azar y le da un bocado. Tintes ácidos se mezclan con el dulzor de esa fruta en su boca en un binomio equilibrado. Se abandona al pensamiento de que, por muy rojo que sea su color, es difícil acertar el grado de dulzor o de acidez de las fresas si no es probándolas. Y eso sólo puede pasar en el momento en el que tus dientes te anuncian que ya es demasiado tarde para volver a dejarla intacta en el mismo cuenco del que la sacaste.. Son ahora las 12.15. Es hora de hacer click en Enviar, y volver a poner los pies en la tierra..

viernes, 15 de febrero de 2008

Más allá y algo más

Escena: Ella está en su despacho. Teclea su cuenta de correo y la contraseña que cada día le lleva hasta el punto donde sus fantasías se encuentran con las de Él. El único punto en el que siente poder rozarle. Tiene un mensaje de correo en la bandeja de entrada. Hace click sobre el asunto: "Más allá y algo más". Lee:

"Escena: 07.55 de la mañana. Él está en su despacho. Está amaneciendo, y aunque las nubes se resisten a dejar ver el sol, como la buena lencería, dejan ver lo justo para que los ojos y la mente ocupen su lugar. Está solo, frente al teclado, falta poco para que deje el despacho y se suba a un avión para ir a trabajar y para encontrarse con sus deseos más velados. Escribe:

"Organizo mis papeles a falta de poner orden en mis pensamientos y los meto todos en el maletín que cerraré a conciencia, para no permitir que ninguno se escape. Los quiero todos conmigo. Igual que quiero cada uno de los segundos que rozan tus pestañas cuando me miras. Hoy serás mi compañera de viaje. Y ahora va siendo hora de juntar los chapines rojos y salir volando. Besos (los que no te daré esta noche, pero que te daré alguna otra noche).

"Tu otro yo.

"PD: Algún día te demostraré que este algo va más allá y es algo más. Algo que no se describe; algo que solo se ejecuta."

"Escena: Él levanta la cabeza y mira a través de la ventana. No está claro que el sol vaya a ganar hoy la batalla por el día. En el fondo el sol sabe que tiene las de ganar; por eso no lucha con el ahínco que se esperaría de él. El sol sabe esperar a que llegue su momento, el momento en que pueda alzarse majestuosamente sobre todo el cielo y tintarlo del color que él quiera. Es tal su poder que hasta su modestia es imperiosa. Después de un pensamiento tan alambicado para ser las 8.00, Él hace click, envía el mensaje y se va a disfrutar de algo más..."

TO BE CONTINUED...

lunes, 4 de febrero de 2008

Mujeres

Las mujeres somos seres de por sí sofisticados, que no necesariamente queremos, tenemos o sabemos llevar vidas de planicie resctilíneas. No. El que lo piense se equivoca.

Y esta afirmación tiene sus orígenes en hallazgos ancestrales que atestiguan que la hembra cuidaba del huerto (equivalente al actual mercado o Carrefour de turno), se ocupaba de las crías (churumbeles), de la cueva (casa) y de ahuyentar las bestias (que hoy podrían ser los buitres que planean a diesto y a siniestro alrededor de toda mujer) mientras el unívoco macho se colapsaba con la actividad de salir de estampida con sus colegas detrás de cualquier animal que se moviese, o lo que es lo mismo, irse de cañas con los amigos a tirarle los tejos a cualquier falda que se mueva (con o sin mujer debajo).

Por eso las mujeres tenemos vidas mucho más complejas que los hombres. Porque necesitamos atender a varias tareas para no caer en el aburrimiento. No es estraño que una mujer se hastíe debido al continuado y orenado desarrollo de actividades 'estándar' en algún momento de su vida, llegado el cual, solo puede plantearse lo siguiente:

1. Irse de compras;
2. Tener un amante;
3. Encontrarse con su amante mientras está de compras.

Lo que indica que irse de compras es el paso que toda mujer que quiera cambiar el rumbo de su vida debe dar.

Siguiendo mi propia teoría, me he ido de compras. Al aeropuerto (¿por qué no?). Y así de paso he comprobado la disponibilidad de vuelos a Milan...

domingo, 3 de febrero de 2008

Una Proposición (muy) Indecente

Se apresuró a sostener mi rostro entre sus manos tibias y me miró a los ojos con seriedad. Sus ojos denotaban experiencia; esa seguridad al proceder avalada por los años vividos. "Casi cuarenta", pensé. Veía con inquietud cómo sus ojos se deslizaban sobre los míos y descendían con avidez hacia mis labios. Con la decisión con la que la fibra azul y amarilla del rodillo giratorio se aplastó contra el parabrisas un beso cayó en picado sobre mi boca, mientras sus dedos se perdían entre los mechones de mi pelo que circundaban la nuca.

Casi sin apartar sus manos de mi rostro ni sus labios de los míos, escuché cómo susuraba en voz alta:

"Me encanta besarte.. ¿Te has dado cuenta de que me encanta besarte?" Era como si hablara consigo mismo, perdido en el éxtasis que provoca la consecución de lo que se deseó con vehemencia.
"No deberíamos estar tanto tiempo sin vernos. Luego pasan estas cosas", le dije mientras sonreía sin que él pudiera dejar de besarme.
"Tienes razón, no podemos esperar tanto", continuó sin apartarse de mis labios. "Tengo un congreso en Milán el mes que viene. Y me alojaré en un hotel de súper lujo.. ¿Por qué no te vienes?"
"Porque es imposible", dije tajante, pero sin permitir que dejara de besarme. Necesitaba tomar un tiempo para que lo que acababa de decirme dejara de retumbarme en los oídos..
"Vaya, me tocará irme otra vez sólo... Y pensar en ti durante los dos días que dure el congreso"..

El estruendo provocado por los rodillos agitándose sobre el coche logró ahogar nuestros gemidos, pero no mis díscolos pensamientos mientras fantaseaba con la locura que supondría escaparme a Milán con Él un par de días...